Como no tengo mi disco duro portátil a la mano pongo una foto de la expo Sevilla 92
Éxodo
Nada que ver con aquella inmortal música de Ernst Gold para la súper producción cinematográfica de los años 60 dirigida por Otto Preminger y protagonizada por Paul Newman y basada en la novela homónima de León Uris, ganadora de un Óscar y 3 premios más.
Nada que ver tampoco con la biblia, ni la Torá o el pentateuco, ni con Egipto, pero cada que lo pienso más, quizá si tenga que ver con una especie de tierra prometida. En algún sitio habré de encontrar el 100 % de lo que busco. No será tal vez una más de las malas educaciones que recibí de mi padre (satanás lo tenga en sus dominios) quien se la pasó de casa en casa toda la vida arrastrándonos. Si bien es cierto para un niño es motivo de gaudeamus supongo que para mi madre no lo sería tanto y eso apenas empiezo a reflexionarlo ahora, con nada menos que 5 domicilios en un año. Bueno en algún momento tendría que pensar en ello, que le vamos a hacer. Algunos pasamos de verdes a podridos sin madurar jamás.
En la que vivimos ahora, la que estamos a punto de dejar, es una casa que me hacía suspirar mucho, pasaba por fuera de ella y decía: que ganas de vivir en esta casa. Eso me enseñará que no todo lo que relumbra es oro. Sin embargo dejo esta casa con pesar, los exteriores, su patio, la alberca y ese portentoso y prolijo árbol de aguacate serán insustituibles. Cosechar los frutos de ese maravilloso árbol, cuidarlo, abonarlo, abrazarlo, comer bajo su sombra y hasta hablarle ha sido una de las tareas más gratificantes de mi vida, no va a ser sencillo prescindir de ello.
Lo único que me anima es la extraordinaria vista que tengo del hermoso lago desde las terrazas de la casa nueva. Por fin podré ver mi adorado lago todas las mañanas al abrir los ojos y decirle buenos días a la vida, observando el majestuoso espectáculo que nos obsequia la naturaleza al iniciar cada jornada, cuando amanece por estas latitudes.