miércoles, 9 de noviembre de 2011

EXODO



Como no tengo mi disco duro portátil a la mano pongo una foto de la expo Sevilla 92
Éxodo
Nada que ver con aquella inmortal música de Ernst Gold para la súper producción cinematográfica de los años 60 dirigida por Otto Preminger y protagonizada por Paul Newman y basada en la novela homónima de León Uris, ganadora de un Óscar y 3 premios más.
Nada que ver tampoco con la biblia, ni la Torá o el pentateuco, ni con Egipto, pero cada que lo pienso más, quizá si tenga que ver con una especie de tierra prometida. En algún sitio habré de encontrar el 100 % de lo que busco. No será tal vez una más de las malas educaciones que recibí de mi padre (satanás lo tenga en sus dominios) quien se la pasó de casa en casa toda la vida arrastrándonos. Si bien es cierto para un niño es motivo de gaudeamus supongo que para mi madre no lo sería tanto y eso apenas empiezo a reflexionarlo ahora, con nada menos que 5 domicilios en un año. Bueno en algún momento tendría que pensar en ello, que le vamos a hacer. Algunos pasamos de verdes a podridos sin madurar jamás.
En la que vivimos ahora, la que estamos a punto de dejar, es una casa que me hacía suspirar mucho, pasaba por fuera de ella y decía: que ganas de vivir en esta casa. Eso me enseñará que no todo lo que relumbra es oro. Sin embargo dejo esta casa con pesar, los exteriores, su patio, la alberca y ese portentoso y prolijo árbol de aguacate serán insustituibles. Cosechar los frutos de ese maravilloso árbol, cuidarlo, abonarlo, abrazarlo, comer bajo su sombra y hasta hablarle ha sido una de las tareas más gratificantes de mi vida,  no va a ser sencillo prescindir de ello.
Lo único que me anima es la extraordinaria vista que tengo del hermoso lago desde las terrazas de la casa nueva. Por fin podré ver mi adorado lago todas las mañanas al abrir los ojos y decirle buenos días a la vida, observando el majestuoso espectáculo que nos obsequia la naturaleza al iniciar cada jornada, cuando amanece por estas latitudes.

domingo, 8 de mayo de 2011

El café de la Parroquia

Lo conocí justo al inicio de los años setenta, aunque no le tuve casi ninguna deferencia, a pesar de toda esa historia a cuestas me pasaron desapercibidos entonces sus pretendidos 167 años de existencia los cuales para mí eran solo 117 pues es cuando se le llamó por primera vez café de la Parroquia y 2 años después se colocaron por primera vez las mesas y sillas en el exterior.
Cuando fui asiduo cliente del lugar me di cuenta de lo importante que es viajar con alguien que sabe y tiene sensibilidad, en contraparte de lo que se obtiene cuando se viaja con salvajes, fue 4 años más tarde cuando en verdad lo frecuenté tras un año de vivir a unos pasos del sitio donde se encontraba entonces, que era justo frente a la catedral. Para mi ese es el único y original, lo que ha habido después, lo que hay ahora y lo que sin duda seguirá ya no es el gran café de la parroquia por más que siga ostentando el nombre, el cual no solo ya no está frente a la parroquia sino que ha dejado, tristemente, de ser lo que era.
Ese incomprensible acto de sus propietarios de querer acabar aquella original costumbre de pedir la leche para el café golpeando el vaso en que lo sirven con la cucharilla es sencillamente inexplicable, el sonido de cientos de clientes tintineando los vasos, práctica cada vez más en desuso, era un soberbio espectáculo sonoro. Sobre esa costumbre se cuentan dos orígenes, el primero, que es la versión oficial, dicen que debido a las campanas de los tranvías que hacían sonar los choferes para pedir su café a los meseros, en las mañanas cuando pasaban frente al lugar. La segunda, es que cierto día dejó de pasar un conductor de tranvías que llevaba 23 años de pedir un café absolutamente todos los días, el propietario extrañado de la ausencia de su cliente más asiduo envió a preguntar por él a uno de los meseros, quien al regresar le informó que el cliente había fallecido en la  madrugada de ese día, el propietario consternado informó a los parroquianos del fallecimiento del cliente quienes en lugar del acostumbrado minuto de silencio se pusieron de pie e hicieron sonar las cucharillas en memoria de aquel personaje durante un minuto y así lo vinieron haciendo durante varios días, con lo cual de a poco en poco se fue transformando en la costumbre para llamar a los meseros. Ya muy pocos se acuerdan de esta historia a la que se le han ido retirando sucesos trocándola por la versión oficial por el absurdo hecho de que nadie recuerda ya el nombre de quien, sin pretenderlo, estableció una de las tradiciones más pintorescas de que se tenga registro en nuestro país.

 
Se dice del café de la parroquia que Agustín Lara acostumbraba pasar varias horas allí con mucha  frecuencia, o que Porfirio Díaz desayunó allí antes de embarcarse en el buque portugués ypiranga que lo llevaría rumbo al exilio, que todos los personajes conocidos como héroes de la patria alguna vez bebieron café en el lugar. Muchas cosas se dicen del café, hay quienes aseguran que son servidos en el lugar más de 5 mil cafés diariamente cosa de la que yo francamente recelo.
Después de muchos años de litigio, finalmente en 1994, el café se parte en dos y una parte de la familia se queda con el inmueble y la otra, los Fernández Ceballos, con el nombre y arrastran a la clientela a su nuevo domicilio frente al malecón, es entonces que tristemente se inicia el declive definitivo del restaurante Mexicano de mayor tradición y más conocido internacionalmente. La calidad del café que se sirve en la parroquia sigue siendo extraordinaria, según se contaba antaño era virtud de la cafetera monumental que tienen, que fue traída desde Turín Italia la cual se decía, jamás había sido lavada con detergente ni jabonadura ninguna y que a ello se debía el sabor extraordinario del café. La calidad que tiene el café no se refleja ni en el servicio ni muchísimo menos en los alimentos, que dicho sea de paso nunca fueron de gran preponderancia, hoy día la relación precio beneficio es abismal ya que la calidad lejos de ir incrementando ha ido en franco desplome y su precio en acelerado ascenso y como no habría de ser con la afición de su propietario a las aeronaves y muy en particular a los helicópteros aunado esto a la desatención y sistema de cobro que ha hecho que los meseros se conviertan en auténticos bandoleros.
¡Qué lástima! Q.E.P.D.

miércoles, 13 de abril de 2011

El sol en mi vida

Ya veremos que tal sale este asunto, todo comienza como una broma cuando le he dicho a quienes me interrumpen alguna narración  “si quieres saber el resto de la historia búscala en Roberto enchilado punto com”
Pues bien, he aquí el tal blog. Empezaré por dedicar las primeras imágenes a los amaneceres y atardeceres. ¿Por qué? Bueno, primeramente porque es lo que se me ocurre en este momento, porque me gustan y porque el sol siempre ha sido trascendente en mi vida y no siempre de muy buena manera.
Quizá tenga que ver con mi estructura melancólica o tal vez sea algo de lo que me dejó “El Principito”  aquel mágico personaje de Saint-Exupéry que un día vio ponerse el sol cuarenta y siete veces mudando su silla unos metros en su pequeño planeta, quizá por todo lo que puede un bicho melancólico rumiar de los ocasos y en contraparte de las alboradas.
Si algún apodo me impondría yo mismo sería el de tempranero o madrugador y no vaya a pensarse que porque me guste mucho ver salir al sol, sino precisamente por lo contrario por que ha estado escondido varias horas y con él dormidos están miles de seres y eso ha hecho que el aire esté limpio y fresco. ¡Benditas mañanas que bellas son!